Cuáles son las señales para saber si tengo que llevar a mi hijo al psicólogo
Ir a psicólogo o llevar los más pequeños de la casa a ser atendidos ya ha dejado de ser un tabú en nuestra sociedad. La infancia es el momento que determina diversas conductas de la vida en la etapa adulta; por ello, el soporte del psicólogo se torna importante en la búsqueda de la estabilidad emocional de la familia, ya que de esta forma podrán enfrentar las distintas situaciones adversas de la vida.
Es tarea de los padres estar atentos a las conductas de sus hijos en el día a día, tanto en la casa como en el colegio (comunicación periódica con los docentes), y buscar apoyo profesional especializado de ser necesario. Tendríamos que buscar ayuda de un psicólogo cuando se da la preocupación sobre si lo que le está pasando al niño es normal o no, cuando no sabemos si es solo una fase de su desarrollo o hay algo que está afectando su tranquilidad y estabilidad.
Estas son algunas de las señales que podrían indicar que el niño necesita atención psicológica:
- Acontecimientos vitales (separación de los padres, cambio de domicilio, muerte de un ser querido, etc.).
- Lentitud en el desarrollo del habla.
- Problemas académicos en general que antes no tenía.
- Retraimiento u otras dificultades en la interacción social.
- Cambios en el apetito.
- Falta de respuestas emocionales apropiadas.
- Inquietud motriz excesiva (en casa y colegio), no está quieto.
- Irritabilidad intensa y constante.
- Se autolesionan.
- Retrasos en el control de esfínteres.
- Llanto constante sin que nada aparentemente lo genere.
- Problemas de atención, de concentración y de lectoescritura.
- Temores nocturnos, no controlar la orina en las noches, pesadillas continuas.
- Escuchar voces que nadie más escucha, hablar solo, ver cosas que no existen.
- Falta de contacto visual al hablarle o el hablar.
- Rabietas y/o desobediencia
- Conductas agresivas verbal o físicas.
- Tics, miedos u obsesiones.
Si los padres notamos una o más de estas conductas, tenemos que buscar la opinión profesional sobre el tema, quien evaluara al menor y le dará el apoyo que necesita, de la mano de la familia. El diagnóstico y tratamiento temprano es de vital importancia, ya que muy probablemente evite que el niño desarrolle otros síntomas a futuro.